El cardenal Cañizares en su calidad de arzobispo de Toledo y primado de España, posición reforzada con su nombramiento como presidente de la Congregación del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos, ha hecho un rotundo diagnóstico sobre nuestra sociedad: "Está muy enferma". ¿Síntomas? Dos concretos: el rechazo de la Mesa del Congreso a colocar una placa de la Madre Maravillas, elevada a los altares por Juan Pablo II, en el Congreso de los Diputados, y la sentencia que ordena la retirada de los crucifijos del colegio público Macías Picabea, de Valladolid. ¿Nombre de la enfermedad? "Cristofobia, que, en definitiva, es odio a sí mismo".
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lunes, 15 de diciembre de 2008
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1 comentario:
¿Qué tienen que decir los obispos y la conferencia episcopal ante este artículo?
Lo que dice Tamayo, "va a misa"
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