Artículo publicado en EL PAÍS, por Hilari Raguer, monje de Montserrat e historiador especializado en el tema de la Iglesia y la Guerra Civil española.
El esperpéntico proyecto de colocar en el edificio de las Cortes una placa en memoria de la Madre Maravillas se ha disuelto como azucarillos en agua. El 16 de noviembre de 1983, el Senado rindió al cardenal Vidal i Barraquer, que había sido senador, un merecido homenaje en el cincuentenario de su muerte en el exilio, porque en los años de la República se esforzó por conciliar el nuevo régimen con la Iglesia y luego, en la guerra civil, fue hombre de paz, negándose a firmar la carta colectiva de la jerarquía episcopal. Pero lo de la placa de sor Maravillas era una cosa muy diferente.
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lunes, 15 de diciembre de 2008
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