Artículo publicado en EL PAÍS por JORGE URDÁNOZ GANUZA.
La reciente decisión judicial que ordena retirar los crucifijos de un instituto público ha vuelto a destapar una cuestión que comienza a perder los contornos terminológicos que posibilitan abordarla. Aunque está bastante claro qué significa que un Estado sea confesional (Arabia Saudí o la España franquista son buenos ejemplos), ciertos enfoques van a acabar logrando que no lo esté qué etiqueta otorgar al Estado que no lo es. Según parece, un Estado no confesional podría ser -además de "laico", que es el nombre sencillamente correcto- "aconfesional" y "laicista". Encantados con la idea, algunos no han tardado en añadir también cosas como laicidad-flexible o incluso laicismo-rabioso, que ahí es nada. ¿Cómo aclararse?
Leer todo el artículo en EL PAÍS.
“Mis hijos son míos y no del Estado”
Hace 5 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario