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martes, 17 de febrero de 2009

Publicadas las sentencias del Supremo sobre Educación para la Ciudadanía

El Supremo ratifica la compatibilidad de Ciudadanía con la libertad religiosa
El tribunal hace públicas cuatro sentencias entre las que reitera que no existe el derecho a la objeción de conciencia en la asignatura.
El Tribunal Supremo ha concluido que los contenidos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) son compatibles con el derecho a la libertad religiosa e ideológica que proclama la Constitución. Agrega que la asignatura tampoco vulnera el derecho constitucional que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.


Leer la noticia completa en Público.es

Leer la noticia completa en EL PAÍS.com

sábado, 14 de febrero de 2009

El Gobierno Socialista “persigue” a la Iglesia Católica

En los informativos del viernes 13 de febrero, todos los espectadores pudimos observar como el portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, presentaba los resultados económicos del primer ejercicio fiscal en el que se aplica el nuevo sistema de financiación de la Iglesia Católica en España, pactado entre la CEE y el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en diciembre de 2006 y con carácter indefinido.
Este nuevo sistema supone que por cada contribuyente que marque con una equis la casilla correspondiente de su declaración del IRPF, el Estado destinará el 0,7% de sus impuestos a financiar a la Iglesia.
Para entendernos, los contribuyentes que, como yo, no marcan la casilla de la Iglesia Católica, aportamos el 100% de nuestros impuestos para los gastos del Estado español, mientras que los que ponen la correspondiente equis en la casilla de la iglesia, solamente aportan el 99,3% de sus impuestos, ya que el 0,7 restante va a financiar “su iglesia”. Es decir, los católicos no aportan a su iglesia ni un solo euro de sus bolsillos, sino que lo “detraen” de los impuestos que deberían pagar al estado.
Este nuevo mecanismo de financiación de una confesión religiosa concreta, incorrectamente llamado “impuesto religioso”, ha supuesto pasar del 0,52% anterior, al 0,7% ya señalado, es decir, un incremento del 34%. ¡Toma persecución! Mediante la aplicación del nuevo porcentaje, la Agencia Estatal Tributaria “ha recaudado” para la Iglesia Católica más de 241 millones de euros, 68 millones más que el año 2006.
¡Luego tendremos que seguir oyendo a los obispos y a sus voceros mediáticos, que la Iglesia está perseguida en España!
La Constitución española de 1978 (CE/78) establece, en su artículo 16, apartado 3, que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
El sistema actual de recaudación de los fondos para la iglesia Católica, es lo más parecido a considerar a la misma como “confesión estatal”, ya que, a las personas que manifiestan voluntariamente su pertenencia a dicha confesión, se las “rebaja” un 0,7% sus impuestos, para que los dediquen a “financiar a su iglesia”.
Podría entender que, en aplicación del artículo anteriormente citado de la CE, que reconoce que se deberán mantener las “consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”, el Estado se encargara de recaudar la aportación de los fieles de las distintas confesiones a sus respectivas iglesias, pero como “aportación suplementaria” a los impuestos que “todos” los españoles, agnósticos, ateos, o creyentes de cualquier religión, pagamos normalmente.
No conviene olvidar que, además del dinero recaudado vía IRPF, la Iglesia Católica recibe, al igual que el resto de organizaciones sin ánimo de lucro, su correspondiente financiación para las actividades que realiza en distintos ámbitos, así como la financiación vía conciertos educativos que perciben los cientos de colegios religiosos que hay funcionando en España.
Si a todo esto le sumamos los cientos de subvenciones de ayuntamiento y otras administraciones a cofradías, asociaciones pías, hermandades religiosas, etc., podemos llegar a la conclusión que España, de estado aconfesional, nada de nada.
Pues bien, no contentos con esta “maligna persecución” que sufren los católicos en España, la jerarquía de la Iglesia quiere, además, seguir teniendo en sus manos el “nihil obstat” de todas las leyes que se pretendan promulgar por los poderes democráticos de este país.
Quo usque tandem abutere, Catalina, patientia nostra?

martes, 10 de febrero de 2009

PRESENTACIÓN DE LA LIGA PALENTINA

El viernes día 6 del próximo mes de marzo, tendrá lugar en Palencia la presentación de la Liga Palentina de la Educación, integrada en la Asociación Liga Española de la Educación y la Cultura Popular.

El acto tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación Díaz Caneja, calle Lope de Vega número 2, y dará comienzo a las 20:00 horas.

Intervendrán en el mismo Ramiro Curieses, Presidente de la Liga Palentina; María Jesús Eresta, Secretaria General de la Liga Española, y Victorino Mayoral, Presidente de la Liga Española de la Educación y de la Fundación CIVES.

Cerrará el acto Heliodoro Gallego, Alcalde de Palencia.

Al acto pueden asistir todas las personas interesadas que compartan los principios inspiradores de la Liga: Solidaridad, Laicidad y Ciudadanía.

Familia o educación cívica por Victorino Mayoral

El Presidente de la Fundación Educativa y Asistencial Cives y de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular, Victorino Mayoral, ha publicado una interesante reflexión sobre la supuesta contradicción entre el derecho de los padres y la familia a elegir el tipo de educación que queiren para sus hijos, y el derecho de los poderes públicos a educar en valores cívicos y democráticos a sus futuros ciudadanos.

Por su interés lo reproducimos íntegramente:

Familia o educación cívica

"La Educación para la Ciudadanía no es precisamente cuestión baladí, ni de corto recorrido en la historia de la educación y de la ciudadanía. Solo si se ignora la génesis y trascendencia cultural, política y social del concepto y carácter de la ciudadanía democrática se puede aceptar la visión reduccionista, neoconservadora y fundamentalista de quienes niegan esa dimensión social del hombre. Como dijo Aristóteles solamente los dioses o los locos pueden vivir al margen de la sociedad y de la ciudadanía. Todos los sistemas democráticos conocidos han actuado y actúan con la misma lógica: los valores que fundamentan los derechos, las libertades y los deberes de la ciudadanía deben formar parte de la educación de todos los ciudadanos, sin que los derechos de los padres a elegir la educación religiosa y moral que crean adecuada para sus hijos constituya obstáculo alguno para el despliegue académico de la formación en valores democráticos por parte de los poderes públicos. La educación cívica se imparte en las escuelas norteamericanas desde la década de 1840 y en los niveles de enseñanza Primaria y Secundaria en Francia desde que Jules Ferry introdujo la instruction cívique en 1882. Hoy, el Consejo de Europa, la Unión Europea, las Naciones Unidas abogan por el desarrollo transversal o curricular, de la educación cívica y su generalización en los sistemas educativos democráticos es una realidad. Ya en 1972 en el informe sobre la educación del futuro, elaborado por una comisión de la UNESCO, presidida por Edgar Faure se decía "a la escuela se le continúa y se le continuará confiando un papel de formación cívica- lo esencial no es saber el lugar que ocupe en la enseñanza este tipo de instrucción, sino a qué fines atiende, ¿favorecer la eclosión de individuos con una manera propio de concebir realmente sus relaciones con el mundo, o condicionar a individuos sometidos a modelos impuestos y fáciles de gobernar?, ¿estimular la formación de espíritus embriagados de libertad y provistos de sentido crítico o sacralizar las jerarquías?"(Aprender a ser. Alianza Editorial/UNESCO, 1972).
¿Qué ocurre, pues, con el derecho de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, según establece el art. 27.3 de la Constitución Española? ¿Es este derecho antagónico al deber de los poderes públicos de promover la educación de los ciudadanos en los valores comunes, conforme ordena el artículo 27-2 de la Constitución, en el mínimo común ético consagrado por el derecho según el Tribunal Constitucional y que se contienen tanto en la Constitución Española como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos? ¿Nuestra Constitución es tan incoherente como para establecer dos artículos contradictorios entre sí? Sería algo absurdo. Ocurre más bien que a nuestro juicio, la Constitución contempla dos planos de la formación en valores, algo que resulta inaceptable para el planteamiento maniqueo, de combate entre las dos ciudades y entre el bien y el mal que sostienen los sectores neoconservadores católicos de España: por un lado, el plano que corresponde a la familia y al respeto y las garantías debidas a su ámbito privado de libertades de conciencia y religión, y por otro, el plano que corresponde a la sociedad, al espacio público y a las instituciones públicas y comunes, en el que concurren individuos y familias que asumen libre y legítimamente creencias religiosas o convicciones morales particulares, que son distintas entre sí y que han de convivir pacíficamente y en tolerancia mutua, sin que traten de imponerse las unas sobre las otras; lo que requiere organizar la convivencia y la propia educación del ciudadano a partir de unos valores éticos y unas reglas básicas comunes.
La familia es una institución básica de la sociedad y no un ente aislado de la misma; es una parte de la sociedad y no debe ser tratada como un satélite anarquizante que desorganiza el orden y la armonía social e institucional necesaria para la convivencia. La familia y el individuo necesitan a la sociedad, a sus instituciones y servicios públicos para garantizar su propia supervivencia. Esa es la verdad, pero desgraciadamente es posible que los partidarios de la doctrina de las dos ciudades sigan, como en épocas remotas, tratando de teorizar la superioridad de la moral de la ciudad celeste como la única moral posible, con exclusión de cualquier otra, sobre la ciudad terrena, y desconociendo que, en definitiva, las sociedades y las familias de las ciudades reales y concreta de nuestros días necesitan perentoriamente que la escuela les proporcione una formación de calidad que, indefectiblemente, debe contener las competencias sociales y ciudadanas propias de una buena educación para la ciudadanía. "

Leerlo en su publicación original

domingo, 8 de febrero de 2009

PRESENTACIÓN DE LA LIGA ESPAÑOLA EN PALENCIA

El próximo día 6 de marzo, viernes, tendrá lugar en Palencia
el acto de presentación de la Liga española de la educación-Liga palentina.

En el acto de presentación contaremos, entre otros, con la presencia del Presidente de la Liga española de la educación y de la Fundación CIVES, Victorino Mayoral.

En los próximos días, una vez concretados todos los aspectos, comunicaremos el lugar, hora y resto de participantes en dicha poresentación.

El acto está abierto a todos aquellos que lo deseen, y compartan nuestros objetivos.

viernes, 6 de febrero de 2009

El Vaticano “muerde” la mano de Zapatero

Si el Gobierno de España se creía que montando el recibimiento que ha montado al número dos del Gobierno Vaticano cardenal Tarsicio Bertone iba a conseguir algo, se ha equivocado de pleno.
Para comprobarlo no hay más que analizar algunos de los pasajes de la conferencia que el citado cardenal pronunció ante la cúpula de la jerarquía católica española, con su presidente cardenal Rouco a la cabeza.
En la página 7 de la citada conferencia, aparece el primer “mordisco en la mano que los da de comer: “no podemos caer en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida hasta legitimar su interrupción, enmascarándola quizá con un velo de piedad humana. Por tanto, es necesario defenderla, tutelarla y valorarla en su carácter único e irrepetible”.
De ampliación de la ley del aborto, que ni se le ocurra al gobierno. Mujer que aborte, ¡al talego!, da lo mismo la causa por la que lo haya hecho. ¡Toma caridad cristiana!
En la misma página, segundo “mordisco”:No obstante los enormes beneficios que la humanidad puede recabar de los descubrimientos de la investigación científica y tecnológica, algunos aspectos de dicha aplicación representan una clara violación del orden de la creación, hasta el punto en que no solamente se contradice el carácter sagrado de la vida, sino que la persona humana misma y la familia se ven despojadas de su identidad natural”.
¡Ojito con la investigación y experimentación genética!¡Las células madre “ni tocarlas”! Las enfermedades se curan rezando y esperando milagros. Si Vd. tiene un hijo con algún problema que podría curarse mediante técnicas de fecundación in vitro y manipulación genética de los embriones, se aguanta y ofrece sus sufrimientos, y los de su hijo, a Dios.
No hay que esperar mucho, pues al inicio de la página 8 de la conferencia, aparece el tercer “mordisco”: “La Iglesia proclama que la vida familiar está fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, unidos por un vínculo indisoluble”.
Como era de esperar, el cardenal Bertone nos vuelve a recordar que la iglesia Católica tiene la exclusiva para extender el “certificado de familia”. Si tú familia no está formada por un “papá” y una “mamá”, unidos para la “eternidad” con el ánimo de “procrear” y tener los hijos “que Dios les mande”, no te engañes, lo tuyo no es una familia; no sabemos lo que es, pero desde luego no es una familia.
Al llegar a esta página 8, se encuentra uno con una frasecita que no es un “mordisco” si no un auténtico ejercicio de cinismo: “Hay lugares y culturas donde la mujer es discriminada o subestimada por el solo hecho de ser mujer, donde se recurre incluso a argumentos religiosos y a presiones familiares, sociales y culturales para sostener la desigualdad de sexos”.
¿Se refiere acaso a la propia Iglesia Católica? Le recuerdo al cardenal Bertone que en su “organización” la mujer es “discriminada y subestimada”. ¿O no es acaso una discriminación el hecho de que la mujer no pueda acceder a las funciones sacerdotales y a ser dirigente de su Iglesia?
Pero volvamos a lo nuestro. Solamente un párrafo más adelante, el cuarto “mordisco”: “es a la familia, y más concretamente, a los padres, a quienes compete por derecho natural la primera tarea educativa, y a los que se debe respetar el derecho a elegir la educación para sus hijos acorde con sus ideas y, en especial, según sus convicciones religiosas”. “La enseñanza confesional de la religión en los centros públicos resulta acorde con el principio de laicidad, porque no supone adhesión ni, por tanto, identificación del Estado con los dogmas y la moral que integran el contenido de esta materia”.
¡Toma interpretación parcial e interesada de la no confesionalidad del estado!
Quinto “mordisco”: “no es expresión de laicidad, sino su degeneración en laicismo, la hostilidad contra cualquier forma de relevancia política y cultural de la religión; en particular, contra la presencia de todo símbolo religioso en las instituciones públicas”.
Aviso para navegantes: los símbolos de “nuestra” religión, ¡ni tocarlos! Están bien donde han estado siempre: escuelas, oficinas, tomas de posesión, organismos oficiales,…..
Casi a renglón seguido de este mordisco, una auténtica verdad de “perogrullo”: "Tampoco es signo de “sana laicidad”, “negar a la comunidad cristiana, y a quienes la representan legítimamente, el derecho de pronunciarse sobre los problemas morales que hoy interpelan la conciencia de todos los seres humanos, en particular de los legisladores y juristas. En efecto, no se trata de injerencia indebida de la Iglesia en la actividad legislativa, propia y exclusiva del Estado, sino de la afirmación y defensa de los grandes valores que dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan su dignidad. Estos valores, antes de ser cristianos, son humanos, por eso ante ellos no puede quedar indiferente y silenciosa la Iglesia, que tiene el deber de proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre y sobre su destino”.
De acuerdo, pero reconózcame Vd. sr. Cardenal que ese pronunciamiento de la iglesia vincula a “sus fieles”, nunca a los no creyentes, ni mucho menos, al Estado.
Y para finalizar este breve análisis, una perla jurídico-interpretativa, y a la vez advertencia, ante el intento del gobierno de actualizar la ley de libertad religiosa: “Frecuentemente el principio de igualdad referido a las confesiones religiosas es entendido por algunos como uniformidad de tratamiento jurídico de esas por parte de la ley civil. No es una interpretación correcta: el principio de igualdad, en efecto, se vulnera si se tratan situaciones iguales de modo diverso, pero también si se tratan situaciones diversas de igual manera. El principio de igualdad requiere por tanto que por parte del ordenamiento estatal haya una disciplina jurídica de las confesiones religiosas respetuosa con sus peculiaridades, teniendo también presente el arraigamiento cultural e histórico que cada una tiene en la sociedad”.
Es decir y para entendernos: libertad religiosa, sí; pero la “nuestra” es más importante y además es la “única verdadera”, así que ¡ojito con lo que hacéis!, y ni tocar el actual “status” de privilegio que tenemos reconocido, frente a las restantes confesiones.
Como dice hoy en la última de EL PAÍS, Juan José Millás:llama a la puerta de casa un señor de morado que asegura representar a Dios y no hay otro remedio que recibirle, que agasajarle, que darle la razón, que invitarle a comer”.
En fin, «nihil novum sub sole».

Educación para la Ciudadanía y el Consejero de Educación de Castilla y León

El Consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, ha respondido en el Pleno de las Cortes a una pregunta de la procuradora socialista Mª Luz Martínez Seijo, que literalmente dice lo siguiente:
¿Qué actuaciones inmediatas va a llevar a cabo la Consejería de Educación para acatar la sentencia del Tribunal Supremo?

La respuesta del consejero, Sr. Mateos Otero, no tiene desperdicio y se comenta por si misma.
Puedes leerla integramente en mi blog "el bolo de la paciencia".

miércoles, 4 de febrero de 2009

Relaciones Iglesia-PSOE

JUAN G. BEDOYA , publica un interesante análisis en el diario EL PAÍS de 4 de febrero de 2009, titulado "Un motor inmóvil", en el que hace una crítica a las posturas del Gobierno respecto a la Iglesia Católica y respecto a los compromisos adquiridos por José Luis R. Zapatero durante la pasada campaña electoral.

martes, 3 de febrero de 2009

Dios y ateísmo:un debate abierto

Con este título el director de la Cátedra de Teología y Ciencia de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, publica en el diario EL PAÍS, en su edición del martes día 3 de enero de 2009, un interesante y reflexivo artículo, tomando como disculpa para el mismo, la reciente campaña de los autobuses madrileños que, con el eslogan de "Probablemente dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida", incita a la reflexión y el debate sobre la creencia en la existencia de Dios.

Dios y ateísmo: un debate abierto

La jerarquía católica de España se ha sentido agredida por la campaña publicitaria de diferentes asociaciones de ateos y librepensadores en los autobuses, y ha expresado su condena de la misma con especial beligerancia, volviendo así a dar muestras de intolerancia para con los increyentes. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha calificado de "blasfemia" la tímida insinuación de que "probablemente Dios no existe". Su vicepresidente, monseñor Ricardo Blázquez, ha manifestado que la campaña encierra una clara intención anticristiana y anticatólica. Su presidente, el cardenal Rouco Varela, la considera "lamentable" porque, a su juicio, implica hablar mal de Dios, socava derechos fundamentales, hiere el sentimiento religioso de las personas creyentes que toman el autobús, pretende "arrancar la fe del corazón de los hombres (sic)" y constituye un abuso en el ejercicio de la libertad religiosa. Por ello ha osado pedir a las autoridades una tutela especial para los derechos y las convicciones de los creyentes.